Un viento glacial desde el norte hacia dificultosa la tarea de intentar escuchar algo en el oscuro camino, el rumor del Anduin a su derecha era el más monótono y único sonido que podían escuchar por encima de los quejidos del furtivo viento, los hombres se tapaban manos y rodillas con las capas, su vaho y el de las bestias se perdía al poco de ser expulsado de sus bocas, ese mediodía comieron montados para no demorarse en su llegada, las monturas ya fatigadas resollaban por el llano sendero y las bestias del carromato pararon piafando exhaustas...
Año 1437 de la Tercera Edad, 13 de Junio.
Un viento glacial desde el norte hacia dificultosa la tarea de intentar escuchar algo en el oscuro camino, el rumor del Anduin a su derecha era el más monótono y único sonido que podían escuchar por encima de los quejidos del furtivo viento, los hombres se tapaban manos y rodillas con las capas, su vaho y el de las bestias se perdía al poco de ser expulsado de sus bocas, ese mediodía comieron montados para no demorarse en su llegada, las monturas ya fatigadas resollaban por el llano sendero y las bestias del carromato pararon piafando exhaustas.
-¿Porque nos paramos, no he ordenado parar?,!Seguid imbéciles! – grito el Usurpador; el conductor inmediatamente azuzo a los caballos, las bestias resollaron y siguieron un par de metros pero se detuvieron, una de ellas cayo de bruces de agotamiento; desde dentro del carromato real se escuchó a la bestia caer, colérico el Usurpador salió voceando del carromato; - ¡Mierda de bestia, si yo ordeno que sigas, sigues trozo de carne inmunda! – arrebatando de un manotazo la fusta de las manos del conductor, empezó a golpear a los caballos, los guardias del rey se miraban entre ellos agachando las miradas, alguien debía reaccionar ante aquel grotesco espectáculo, los animales relinchaban nerviosos y recibían punzantes golpes que les causaban laceraciones, una mano agarro la del Usurpador.
- Mi rey. – dijo en voz baja Almthar, lo suficientemente alto como para que solo el rey oyera su réplica; el rey levanto la vista hacia el fuerte brazo que sujetaba su muñeca, se deshizo de él acercando bruscamente su mano y tirando la fusta al abatido y malherido animal; - !Levantad mi tienda !–chillo y acercándose a Almthar espeto en voz baja – si vuelves a levantar tu mano para detenerme, será lo último que hagas tú y tu mano sobrinito, te la cortare y te la are comer. – riéndose escupió a las botas de Almthar.
La tienda no tardo en estar levantada unos metros a la derecha del camino real, amarraron las bestias a una cuerda atada al pesado carromato y los demás como es de esperar montaron sus pequeñas tiendas entorno a la del rey. Los guardias se arremolinaban en círculo alrededor de la hoguera de pie y acercando las palmas de sus manos al hipnótico fuego, a unos metros Almthar conversaba con Tarendil el paje que más estima despertaba en el rey.
- Te hace saber que eres tú el causante de este estúpido viaje por el camino real pudiendo tomar el rio.- dijo Tarendil mirando altivamente a los ojos de Almthar, este retomo la conversacion;-La tierra es mas segura que navegar siendo visible desde ambas orillas, prefiero mancharme de barro que morir ahogado, pero el ritmo que quiere que tengamos es imposible…- Tarendil interrumpió a Almthar, Tarendil sonrió y dijo- Los sangre sucia que nos custodian no aguantan el paso de su majestad y parece que tú tampoco alfeñique- y diciendo esto hizo un guiño y desapareció rumbo a la tienda de su dueño; -Sodomita cabron… esto no puede seguir así, ni seis meses hace que tomo la Ciudad de las estrellas, la redujo a cenizas y ahora se dirige hacia Minas Anor a por prestamistas para jugar a los barquitos, mientras sus súbditos se vuelven rastrapajos - pensó Almhtar mientras suspiraba y miraba en la oscuridad- no entiendo nada.
La segunda jornada fue peor que la primera, comenzaron la marcha antes de la salida del sol y llegaron a la hora del desayuno a la desembocadura del Erui, el Anduin recibía a el último de sus afluentes antes de llegar al magno puerto de Pelargir, las aguas poderosas y oscuras fluían hacia el sur para unirse al gran mar, la marcha se hizo forzosa al seguir por expresa orden del rey atravesar las fangosas orillas del Erui hacia el noroeste: barro, juncos, pequeñas ciénagas, esta fue la estampa de toda la jornada hasta que al anochecer llegar a Bar Luindol, una pequeña fortaleza gris como un nubarrón un día de verano, la muralla trazaba una forma que parecía la de una lagrima, las almenas y baluartes se erigían de más pequeño a más grandes terminando en una bonita ciudadela custodiada por cuatro torres finas a cada cual más alta los estandartes ondeaban en toda la fortaleza cada veinte pies de muralla, esta iba describiendo un embudo hacia la puerta principal dirigida hacia un transcurrido paso de tierra, en la distancia cuatro jinetes se acercaban a la caravana del rey a galope tendido, se acercaron a el oscuro caballo del mayordomo del rey, este se negaba a todas las replicas de los jinetes y señalaba constantemente hacia occidente, tras una breve charla con Tarendil los jinetes dirigieron la caravana hacia un pórtico al oeste de la muralla, entraron ,la ciudad era triste y gris, los habitantes de ese castillo se asemejaban a hormigas, no paraban para nada ni la mera presencia de una caravana extraña les levantaba la mirada del suelo, caminaban sucios y delgados como astillas, la caravana llego a los establos de la ciudadela y a su paso los guardias del castillo ocupaban posiciones para que ningún ciudadano presente que pasara a pocos metros de las caballerizas del señor viera o escuchara la conversación que tendría lugar entre el cruel monarca y el señor de Bar Luindol, allí aguardaba Elrath Landor señor de Bar Luindol y guardián de la fortaleza y territorios anexos a esta, un hombre alto de oscuros y negros cabellos, una cara adusta, perfectamente rasurada y labrada por los años, un parche en el ojo derecho le otorgaba una imagen de terror, los austeros ropajes que vestía con solemnidad denotaban en él una sencillez innecesaria para un hombre de su rango, una larga espada colgaba de su cintura y unas botas manchadas de barro daban a entender que el noble había estado ocupado hace unos instantes. Castamir salió de su carruaje con una lujosa ropa de viaje, una armadura de cuero negro labrada en hilo de plata y una gran capa de piel de zorro que solo dejaba ente ver el árbol blanco de su blasón y las labradas botas con pequeñas tachuelas de hierro, este dio una leve mirada a su alrededor inspiro unos instantes y rápidamente puso un pañuelo de seda blanca que saco del interior de su capa delante de su nariz, al instante Tarendil desmonto corriendo a al cobijo de su señor.
-Majestad.-Elrath hizo una reverencia,-Buenos días, ¿qué tal el viaje mi rey?-y acercándose tendió su mano para que el monarca pusiera la suya y así poder besar el gran anillo del señor de Gondor;-El viaje fue penoso, hasta que llegamos al cauce del rio, esta panda de norteños- y girándose directamente a mirar a Almthar y los hombres que este había elegido para la escolta del rey,- son pésimos a la hora de rastrear o encontrar atajos, ya ni mencionar el encontrar buenos caminos,! dos bastardos de algún borracho del Ithilien me abrían dejado en Minas Anor en dos estupidos días!-contesto el rey mirando fijamente a Almthar, acto seguido se encamino hacia la ciudadela seguido de Elrath y Tarendil que antes de seguir a su amo miro a Almthar y escupió al suelo, la tarde paso rápida un día normal en esos lindes del Lebennin , esa noche tuvieron un lecho adecuado para dormir, cenaron y descansaron. Antes del alba Tarendil bajaba los escalones hacia la estancia de Almthar, antes de golpear a la puerta miro sutilmente por la mirilla y acerco la oreja. Tarendil era un hombre estrechamente relacionado con los hombres de alta alcurnia y el deseaba a Almthar como a cualquier hombre que le despreciara y le hiciera sentirse inferior, al no ver nada que le pudiese interesar pego dos fuertes puntapiés a la puerta de madera, Almthar abrió a los pocos segundos la puerta.
-En cuanto salga el sol nos marchamos, los caballos los están preparando los mozos, en cuanto a ti- Tarendil hico una breve pausa para mirar de arriba abajo a Almthar, el pelo corto pero rizado le daba un aspecto sureño, oscuros y penetrantes ojos le observaban, nariz aguileña y una mandíbula como un yunque, una rizada y espesa barba le esculpía la cara, casi rozaba los siete pies de altura, bastante alto para un hombre nacido en Methir, una portuaria ciudad de Harlond, era ancho y grande el cuerpo de Almthar ahora escondido en una camisa ancha azulada y unos viejos pantalones de lana.
- Tu tío quiere verte antes de salir y...a mí me gustaría también...- Tarendil levanto la mano fríamente hasta el pecho de Almthar, este hincho la nariz y rápidamente cogió a Tarendil de sus partes nobles y lo empujo sin soltarle contra la pared.-¡Sucia niñita, vuelve a tocarme y te arranco las pelotas!, Que seas la putita del rey no te da derecho a nada.- Tarendil tenía los ojos a punto de salírsele de las cuencas, pero extrañamente este ser disfrutaba en su interior, Almthar entonces con la mano libre cogió del pescuezo a Tarendil;- Se de tus andaduras en Caras Tolfalas, ¡Te gustaba retozar con el gordo señor de la isla en la arena de las playas e sodomita asqueroso!,-Almthar se acercó su cara a la de Tarendil dejándola a una pulgada de su nariz.-Que pena y casualidad surgieron en mi mente cuando el falleció y apareciste tú con tan buenas recomendaciones del difunto noble, ¡desaparece!- Almthar soltó a Tarendil y le empujó hacia fuera.
El fuerte portazo saco a Tarendil del trance, sintió ira y ganas de destrozar a el sobrino del rey, se sentía rechazado y lleno de odio hacia aquel gran hombre de ojos oscuros, el poco podía hacer contra aquel paladin del rey. Tarendil era un hombre de constitución flaca no superaba los seis pies de altura, su cabello era rubio castaño semejante al color de la buena miel, procuraba llevarlo trenzado en bonitos acabados mas propios de una doncella que de un mayordomo real, le gustaba rasurarse la barba cada mañana lo que le hacia parecer mas joven y entre sus dulces facciones y que cuidaba de quitarse cualquier pelo que no creciese en su lugar correspondiente y restase armonía a su bello rostro, Tarendil era extremadamente bello, toda la fuerza de la que carecía lo contrarrestaba con su belleza, todos los que le envidiaban atribuían su belleza a que nació en las tierras de los Príncipes, Dor-en-Ernil.Tarendil se levantó y atusando su pelo con un sutil movimiento giro la cabeza para cerciorarse de que nadie supiera de aquella escena en la que había sido rebajado, retomo su camino hacia las estancias del rey.
Castamir estaba de pie junto a una de las ventanas de su mirador esta daba hacia el norte hacia el Mindllouin, sonreía apretando el pequeño rollo de cuero en su puño.-Ya tengo lo que quería, esto cambiara la forma en la que la muchedumbre me ve.- dijo Castamir hablando en voz baja, se giró y allí estaba Elrath con la mirada en los pies, el rey se aproximó a Elrath y posando su mano sobre el hombro de este dijo- Según se eres hermano de un hijo de mi tio, lo que nos convierte en parientes, lejanos pero parientes, se que eres diestro en el arte de dar consejos, que consejo le darias a tu magno rey.- Elrath trago saliva y con la sinceridad que le caracterizaba contesto- Mi rey su reino agoniza, la guerra a dejado muy dispersado y mermado el espíritu de sus gentes debería firmar una tregua con las gentes del norte,- Castamir escuchaba orgulloso las palabras del noble y este interrumpió- esos medio-hombres no pintan nada en mi imperio que reinen en sus montañas como han hecho durante siglos que adoren a sus arboles y cabras, yo tengo mi oro y mis soldados.- El rey tomo una fina copa y bebió despacio de ellas, Elrath contesto- ellos son libres, hombres libres que no temen una guerra y no creo que usted pueda decir lo mismo de todos sus súbditos.- Castamir dejo la copa vacia en la gran mesa,- Puede que sean libres pero no tienen nada nosotros lo tenemos todo…- En ese momento entro Almthar en la sala haciendo un saludo a su tio y a Elrath,- mi señor me han dicho que querías verme.-Ha Castamir se le encendieron lo ojos de felicidad- Si por supuesto sobrino acercate,- Castamir entrego a Almthar la pequeña piel que sostenía en la mano izquierda, Almthar desplego la piel y empezó a leer en voz baja a cada palabra que leia sus ojos se abrían mas,- ¿Cómo pueden haberle tomado, y de esta forma tan simple?-Castamir sonrio y dijo- los brazos de mi poder son largos y poderosos, pobre de el que intente ocultarse de mi en toda esta tierra de la que soy soberano y dueño. Uno de los guardias aviso a la cámara que los caballos estaban listos para el viaje, Elrath miro a Almthar y gesticulo con la cabeza para que se acercara este se acerco, Elrath espero a que Castamir saliera de la sala para decir en voz baja -Almthar debes evitar que el prisionero muera, se quien es, si muere otra guerra acabara por matar de hambre el reino de Gondor,-mirando fijamente a Almthar a los ojos este tenia una mueca entre desprecio y preocupación, esta guerra le había quitado a su padre y estaba muy cerca de llevarse a su hermano herido en el ataque a la ciudad de las estrellas, Almthar tomo aire y dijo- esta guerra es legitima el poder debe estar en manos del que por sangre lo merece y el puño de Castamir aplastara a cualquier estúpida nimiedad que se oponga a el.
Elrath cogió por la pechera a Almthar, - ¡Estupido arrogante, niño engreido la gente se muere de hambre porque tu tio removió cielo y tierra para provisiones para su campaña dejando a niños sin una migaja de pan que llevarse a sus pobres bocas, mientras sus madres saltaban de cama en cama en vuestros campamentos, deja de hablar de legitimidad y dedicate ha hacer algo por tu pueblo en vez de lamerle el culo a tu tio!. Almthar aparto la mano de Elrath y espeto – ¡Tenemos el apoyo de todo el imperio, no digas estupideces!,- Almthar apretó los puños, Elrath le interrumpió- Tenéis los apoyos de las ciudades grandes, Minas Anor por ser ahora el baluarte y hogar del rey, Pelargir y la costa ya sabemos porque, pero ningún pueblo a mas de una milla del mar soporta las pretensiones de Castamir, ni un año hace que se levanto en armas y consiguió el poder y medio reino quiere verlo muerto y espera que al cencerro de tu tío se le ocurra matar al prisionero, que el poco apoyo de los nobles lo perderá.
Almthar empezó a flaquear ya que las palabras de castigo que le estaba infringiendo Elrath eran como golpes punzantes contra su testarudez y orgullo de militar, empezaba a agachar la cabeza y escuchar con más atención al señor de Bar Luindol que parecía tener una imagen mucho más realista y sabia de la situación de gondor que Castamir tenía en su altanería, en un tono de conversación más calmada Elrath le explico a Almthar que los pueblos de las faldas del Mindllouin occidental comenzaban a desacatar cualquier orden de pago de tributos hacia la corona ya que la capital logística durante la guerra fue el Pelargir y los terrenos que guardaba Elrath eran los anteriores a Pelargir de todas las rutas terrestres, esta fue la frase que dijo Elrath y se le grabo en la mente a Almthar,- Presiento que los clanes de Lamedon tienen que ser escuchados, pueden ser uno de los focos de una guerra civil.
Mientras cabalgaba por el polvoriento camino Almthar pensaba en la conversación en la que Elrath había sembrado en él la semilla de la desconfianza y el rencor que Castamir usaba como correa con todo el mundo a su alrededor, esa conversación cambio el rumbo del conflicto.
Un muy buen relato. Un estilo con mas grises que blancos y negros...me gusta...
Esperando leer tu siguiente entrega!