Relato


En la Tierra Media reinaba la paz en los reinos de los enanos, elfos, humanos y hobbits. Los enanos aun pensaban en reconquistar Moria pero ya eran pocos los que compartían ese deseo pues estaban contentos en Erebor cavando en busca de de oro y piedras preciosas. Los enanos fueron a hablar con el Rey Durin, el cual convocó un concilio al que invito a los enanos de Erebor y a los humanos de Esgaroth para hablar sobre Moria. El Rey Durin dijo...

 

Relato

Recuerdo cuando mis padres me enviaron a Gondor en una carreta mercantil. Grande fue mi sorpresa al saber que viviría con un viejo soldado y lo imaginé como un cascarrabias medio sordo aunque como siempre mi imaginación estaba equívoca. Tarde veinte días en llegar hasta Minas Tirith, cuando vos sabrá que tan solo diez días tardaría un jinete a ritmo apresurado y dos más sin prisas, aquel comerciante con el que viajaba o no tenía prisa o era el hombre al que le agotaban los viajes pues estábamos haciendo paradas continuamente. Si me lo permitís os diré como era aquel comerciante puesto que también participa en la historia que cuento a vos, a pesar de que siempre llevaba un abrigo sin botones pero atado a la altura de la cintura por una cuerda y la cara cubierta, yo le veía el rostro a menudo y debo decir que era bastante interesante; tenía una cicatriz en el lado izquierdo de la cara, otra en la parte superior de la frente derecha y una más pequeña debajo de la oreja. El resto del cuerpo no se lo logré ver hasta mas tarde pero no adelantaré nada que no deba decir por el momento.

Relato

13 de marzo de 3019 de la Tercera Edad, dos días antes de que Mordor caiga sobre la Ciudad Blanca la Comarca permanece tranquila. Los hobbits desayunan tranquilos en sus agujeros, los más madrugadores observan sus cosechas y los más dormilones se quitan aún las legañas de los ojos.
Desde sus casas, cosechas o tabernas todos oyen una voz que pide ayuda. Muchos acuden a la llamada desesperada de un hobbit herido, con las ropas destrozadas y el rostro ensangrentado, se trata de Tony Piesmojados, que casi sin respiración explica lo sucedido:

- Estaba trabajando mis tierras cercanas al Puente del Brandivino cuando de repente el suelo empezó a retumbar bajo mi pies, creía que se trataría de una alucinación ya que antes de empezar a trabajar me tomé una o dos cervezas, pero cuando me giré todo fue real, al menos un centenar de Gente Grande con espadas y hachas se acercaba, parecía que pasarían de largo pero dos de ellos me cogieron, me arrastraron por el suelo y me dijeron que corriera hasta Hobbiton para decir que al mediodía los hobbits les lavaríamos la suela de las botas con la lengua, dijeron que nos iban a matar a todos, dijeron que nos preparásemos para la batalla.-


Relato

Léod corría y corría; no podía dejar de correr. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que dejó atrás el humo de la destrucción de su aldea, no sabía si lo perseguían y no sabía qué había ocurrido con toda su gente. Dirigía todas sus fuerzas a sus doloridas piernas, pero de hecho no sentía dolor alguno, pues era tal el terror que lo dominaba que apenas podía pensar hacia dónde dirigir sus pasos.
Habían pasado cerca de tres horas, y seguía avanzando, ahora mucho más lentamente. Ya no sentía nada, ni veía nada, ni pensaba en nada. La oscuridad de la noche había devorado los extensos campos y el silencio era sobrecogedor. Léod finalmente tropezó con una piedra y cayó sobre el pasto, pero no se movió.

Al alba los primeros rayos de sol lo despertaron. Lentamente se incorporó mientras observaba con atención todo cuanto le alcanzaba la vista; no había ni un signo de vida...


Relato

Tras largas leguas recorridas desde la Puerte Este de Moria hasta Cuernavilla, 15.000 Orcos de las minas de Mithril llegan por fin a la fortaleza del Rey Théoden de Rohan. Incluso habiendo perdido unos 1.000 efectivos cuando pasaron por el Reino de Galadriel, los pasos ágiles de los cansados Orcos hacen que los valientes Guerreros de la Marca y los trescientos Elfos de Lothlórien piensen en que seguramente no volverán a ver salir la luz del Sol.
Desde las murallas inferiores, Aragorn, hijo de Arathorn, comanda con ayuda de Haldir a los Elfos, y en las murallas de Cuernavilla, el Rey Théoden ve atónito como la marea Orca empieza a postrarse bajo el Abismo de Helm, fortaleza que antaño les había salvado de finales desastrosos.

Antes de la que seguramente sería una carga continuada y agotadora por parte de lo Orcos, Aragorn pronuncia unas palabras
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Relato

Estamos al margen de todo lo que sucede en los alrededores de la Ciudad, salvo por los Señores de las Casas Reales que incluye la Nobleza de Gondolin. Nuestro Rey, Turgon hijo de Fingolfin que murió a manos del mismísimo Melkor Morgoth, dirige la regencia de la Ciudad y de los noldo y sindar que en ella viven.

Es el año 473 de la primera Edad de los Elfos, los Primeros Nacidos. Mi Rey sólo se doblega a la voluntad de Fingon, su hermano mayor y por tanto Rey Supremo de los Noldor en la Tierra Media. En Abril de este mismo año llegaron noticias de un tal Beren, y de su amada Lúthien, de quien se dice que robaron una Joya de los Hijos de Fëanor al mismo Morgoth. También nos llegó la nueva de el hijo mayor de Fëanor, Maedhros el Alto, que propuso a los Reinos Libres de Beleriand a organizarse y a unirse bajo un emblema para no volver a caer en la Ruina de la Bragollach...
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