Trébol nos presenta esta práctica guía con la que aprenderemos a fabricar nuestro propio serrín tintado en casa.
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La finalidad de la siguiente guía es la de aleccionar al usuario sobre la fabricación casera de serrín tintado. La gran cantidad de producto resultante y el carácter doméstico de la mayoría de los útiles necesarios da como resultado un bajo precio en comparación con el de venta del producto análogo en tiendas, pudiéndose llegar incluso a la nulidad de coste. Así mismo, el tiempo necesitado en la elaboración, combinado con una buena técnica, hace que el trabajo sea cómodo y dé frutos de pronta disponibilidad. En el ejemplo haremos el tintado para conseguir un efecto de hierba.
HERRAMIENTAS Y MATERIALES NECESARIOS
Materiales consumibles
Herramientas y otros útiles
Materiales consumibles
- Serrín: este puede conseguirse en carpinterías de forma gratuita (en los establecimientos decentes lo regalan, como el perejil). Con un cubo lleno de este producto tendríamos para realizar muchos ejercicios como el que nos concierne.
- Tintes concentrados: son los utilizados para colorear la pintura blanca, la cola, la escayola, etc. Suelen tener un formato pequeño y un precio bajo. Si el producto se encuentra ya en nuestra casa, deberemos excluirlo también de nuestro presupuesto. Utilizaremos los colores verde y amarillo.
- Agua: la del grifo.
Herramientas y otros útiles
- Recipientes: cubos, palanganas o bandejas que nos permitan contener las determinadas fases del producto y transportarlas. Aportan comodidad. Al menos, necesitaremos uno con tapa que nos permita guardar el resultado final.
- Criba: será útil, si el serrín tiene poca pureza, una criba de malla fina, como las utilizadas por los pescadores para separar los gusanos blancos del serrín (nótese la coincidencia) en el que están contenidos. Se ha llegado a encontrar en tiendas de pesca y ferreterías al precio de 0,60 €. También puede ser fabricada por nuestra persona.
- Botellas de plástico con tapón: nos ayudarán a hacer más cómoda la elaboración. Pueden sustituirse por otro tipo de recipiente –pues es a gusto del usuario–, o por garrafas de varios litros si queremos fabricar mucha más cantidad que en el ejemplo (las botellas usadas en este ejercicio tienen una capacidad de 1,5 l y fueron dos).
- Embudo: que sea grande y ancho, nos debe permitir el paso del agua y también el del serrín.
- Bandejas: han sido resaltadas, aunque sean recipientes, porque son imprescindibles unas cuantas de ellas para el secado del serrín. Sirven las de poliestireno en las que viene la carne de los supermercados.
- Cucharón, varilla y cuchillo o tenedor: nos permiten manejar los materiales cómodamente.
- Guantes de goma y papel de periódico: para realizar la labor con limpieza.
ELABORACIÓN
Antes de empezar hay que cerciorarse de que tenemos todo lo necesario a mano. Un trabajo cómodo y rápido será más gratificante.
1. Cribado del serrín
Haremos pasar el serrín que vayamos a utilizar por la criba, desechando las impurezas que pueda contener este, y lo reservaremos en un recipiente. Si el serrín utilizado es completamente puro nos saltaremos este paso.
2. Introducción del serrín en una botella
Con la ayuda del embudo, y previamente seco este, iremos echando el serrín cribado al interior de una de las botellas. Si el serrín se resiste a caer a través del embudo, utilizaremos la capacidad de desatasco de una varilla – como el palo de una brocheta–. Debemos llenar la botella entre la mitad y los dos tercios de su capacidad de serrín.
3. Preparación del tinte
En la otra botella llevaremos a cabo lo siguiente: llenaremos la botella de agua casi en su totalidad y acto seguido verteremos tinte en su interior. Con una nueva colaboración del embudo, procederemos al llenado de la botella con agua, después añadiremos a ella unas cuantas gotas, si no un chorro pequeño, de tinte verde seguidas de una menor cantidad de tinte amarillo y agitaremos. La diferencia de cantidad a utilizar entre el tinte verde y el tinte amarillo dependerá del tono del primero, que intentaremos adaptar a otro tono parecido al de la hierba con la ayuda del segundo. Se puede coger como referencia el tono mostrado en las fotos.
4. El tintado del serrín propiamente dicho
Valiéndonos de nuevo del embudo, verteremos el contenido de la botella con el tinte en la botella con el serrín. Se ha de dejar sólo un poco de botella con aire, el suficiente como para maniobrar bien con ella sin derramar su contenido y para agitar el mismo con efectividad. Una vez llena la botella, procederemos a mezclar el serrín con el agua tintada agitando aquella. Debemos tener cuidado en que todo el serrín no sólo se moje, sino que quede bañado en tinte. Nos auxiliaremos con certeros golpes y sacudidas medianamente violentas a la botella hasta conseguir la meta mencionada.
5. Reposo del serrín bañado en tinte
Este es el único paso en el que no haremos nada, aparte de esperar a que el serrín se pose sobre el fondo de la botella, dejando una gran parte de agua tintada libre de su presencia, salvo pequeñas partículas del primero que flotarán sobre la segunda. En objetivo de esta espera es la de asegurarse de que el serrín quedará impregnado de color y, a la vez, facilitar el desaguado y la eliminación de las partículas no aptas de serrín –que son las que flotan–, pues estas no se tiñen.
6. Vaciado del agua tintada sobrante
Cuando ya esté concluida la espera anterior, debemos quitar el agua con tinte al serrín coloreado. El primer paso es deshacernos del líquido elemento. Desaguaremos la botella inclinándola poco a poco, derramando a la vez agua tintada y partículas flotantes, y sin miedo a poner completamente boca abajo la botella, pues el serrín estará firmemente aglutinado en bloques que no pasarán por la boquilla de la de cuello estrecho (esta es la máxima razón por la que se recomienda el uso de botellas). Dejaremos en esa peculiar postura la nombrada vasija hasta que caiga la última gota de líquido (no es recomendable que se haga literalmente, pero sí una aproximación; la razón es el tiempo que tardaría en caer aquella).
7. Secado del serrín de color
Esta parte del proceso es la más delicada, y la que necesita mayores atenciones y conocimientos –o experiencia–. Antes de relatar la realización del paso, se darán unos apuntes sobre este proceso de secado:
Cuanto más tiempo permanezca húmedo el serrín, más apagado quedará su color; cuanto menos tarde en secarse, más vivo quedará aquel.
El efecto de la luz solar directa –y sobre todo en verano y hablando de España– es el de clarear el acabado, aunque si nos excedemos lo hará palidecer; a la sombra quedará más oscuro, pero con el color que ya tenía.
Las cosas que hacen que se seque antes el serrín son la exposición al calor –incluido el del sol–, el oreo al aire y el hecho de que el serrín esté uniformemente extendido y convenientemente suelto (recordemos que se presenta compactado en bloques).
Deberemos servirnos de las observaciones hechas más arriba para asegurarnos la correcta obtención de resultados, o corregir posibles deficiencias –como la de un color demasiado oscuro que se puede reparar poniéndolo al sol–.
El paso en sí consistiría en, una vez extraída toda el agua sobrante, romper la botella y sacar de ella el serrín, deshacer los bloques compactos con la ayuda de un cuchillo o un tenedor y extender el producto en unas cuantas bandejas. Después, si la satisfacción con el color logrado es cierta, colocar las bandejas en un lugar óptimo para que se seque el serrín lo antes posible sin alterar su color. Un buen lugar es el alféizar de una ventana durante una noche con viento leve –pues con viento lo suficientemente fuerte nos quedaremos sin nada–. Si el serrín tarda más en secarse, debemos airearlo a menudo con el cuchillo o el tenedor para acelerar el proceso (esto último es muy importante en invierno).
8. Almacenaje del serrín tintado
Un cubo con tapadera de cierre hermético vendrá muy bien a la hora de guardar el producto elaborado en perfectas condiciones, y así poder disponer de él cuando queramos. Unos cubos muy útiles son aquellos de plástico en los que viene la pintura en formatos grandes –y no los botecitos de pintura a los que estamos tan acostumbrados– o aquellos otros en los que vienen las aceitunas, altramuces y otros aperitivos similares de los bares. Un útil más que nos puede salir gratis. Una vez lleno, y cerrado debidamente, sacudiremos violentamente el citado recipiente hasta conseguir que el serrín quede completamente suelto.
9. Realización distinta
Se pueden alcanzar distintos tonos de verdor si hacemos caso a las pautas de mezcla de colores y de secado «orientado». Valgan de prueba los de la fotografía. Esos tonos pueden mezclarse entre sí para obtener efectos muy conseguidos.
Con este mismo modo de proceder podemos lograr, aparte de la imitación de hierba, otros tipos de acabados. Con tonos rojizos obtendremos una apariencia otoñal, y con tonos amarillentos un aspecto seco y desértico, por ejemplo. Todo es probar con distintos colores y la técnica de la que es objeto esta guía.
10. Conclusión
Hemos obtenido una gran cantidad de serrín tintado –del color que hemos gustado elegir– a muy bajo precio. En concreto, este ejercicio que nos sirve de ejemplo salió gratis, pues los útiles o estaban ya en casa o se consiguió que alguien los regalara. Cualquiera puede llegar al coste cero.
gracias por compartirlo